Los ponis son caballos de poca altura y de carácter excelente. Bien adiestrados, hacen posible que los niños se inicien en la disciplina de equitación a muy corta edad y dan opción a participar en concursos de doma y salto.
La altura del niño está más en concordancia a la medida del poni que a la del caballo, lo que les permite montar e interactuar con autonomía.
Los niños comienzan a iniciarse en el mundo de la equitación de una manera progresiva, entre juegos de equitación para empezar a montar, trabajo de cuadra y una cierta disciplina. Son las bases necesarias para un buen aprendizaje.
Fomentar el respeto por la naturaleza, enseñar valores a los niños como el orden, y el amor por los animales, es el objetivo del Pony Club.
Los niños se llenan de confianza y satisfacción al verse capaces de dirigir un animal tan grande, montarlo y cuidarlo y esta es la confianza que transmitirán en su día a día.
Todos los jinetes debutantes comienzan sus clases a la cuerda. Se trata de una clase particular donde el profesor o monitor pone toda su atención al alumno, trabajando ejercicios sobre el poni, para ganar equilibrio y conseguir una buena posición.
Pasadas las primeras clases y asegurando que el jinete ha alcanzado correctamente el objetivo de los ejercicios, pasaremos a incorporar al alumno a lo que llamamos «la tanda».
La tanda es el grupo de alumnos que ya tienen una cierta autonomía y realizan su clase en equipo. A estos grupos se les adjudica un poni adecuado a su nivel de monta y a su altura o edad.
También se realizan otras actividades como aprender el lenguaje ecuestre, se hacen talleres, gincanas, juegos, todo relacionado con el mundo del caballo. Irán cambiando de grupo y de poni a medida que avance su progreso de monta.
Los niños pueden empezar a montar a partir de los 4 o 5 años. Al principio, el profesor irá caminando a su lado, con el fin de ganar la confianza necesaria. Enseguida pueden pasar a dar clases a la cuerda, donde trabajarán la posición y el equilibrio.
Además, estas primeras clases sirven de toma de contacto del niño con el animal; puede ser que al principio el niño tenga miedo de acercarse al poni, pero muy pronto este miedo desaparece, cuando comprueba lo mansos, dulces y tranquilos que son estos animales. Estas primeras clases sirven para que tanto el niño como el poni se familiaricen el uno con el otro. Al cabo de pocas clases ya se encontrarán montando solos.